Por Mónica Monter
Que se presenten obras de teatro provenientes de la Ciudad de México en Morelos, no es muy frecuente, supongo que por la cercanía a la capital, pero menos probable es que se monte una en la víspera de tu cumpleaños. El pasado 12 de noviembre íbamos transitando a un lado del Auditorio Teopanzolco mi exesposo y yo, cuando me hizo el comentario: -“mira una obra de teatro, tú quieres de regalo que te lleve a ver una ¿te parece que vengamos a ver esta que se presenta?"- Por lo que yo de inmediato le dije que sí. Así que me di a la tarea de investigar el día y la hora de la presentación. Para el día 15 volvimos a tratar el tema de la ida al teatro, la cual se trataba de “divorciémonos mi amor” cuyo protagonista es un actor insipiente llamado Sebastián Rulli acompañado de Adriana Fonseca, Alexis Ayala, Mariana Seoane, entre otros; los cuales no han hecho algo sobresaliente en el mundo de la actuación en México. Los horarios, primera función 7 p.m. y la segunda a las 9:30 p.m. Por supuesto, no es una gran puesta en escena, pero un “taco de ojo” no se le niega a nadie.
Llegó el día y fui al mediodía a comprar los boletos en la taquilla del auditorio (eso me informaron por teléfono) y para mi sorpresa, la taquilla era tras la reja de la entrada principal del auditorio, donde 2 personas jóvenes se encargaban de vender y guiar a los compradores en la selección de asientos. Después de dos personas, me tocó a mí comprar los boletos ¿el costo? $350 en el área de luneta (ja, ja lo que en otros lados le llaman VIP). Quería que también nos acompaña mi hijo, pero por “suerte” sólo compré dos, para la segunda función.
Llegó la hora. Con el afán de evitar la conglomeración llegamos a las 8:40 p.m. Afuera del auditorio estaba el jolgorio; y entre sopes, chicarrones y chicles; noté que aun seguían vendiendo boletos para la función. Y esperamos que abrieran, y esperamos que salieran los de la 7 p.m., y esperamos que volvieran abrir y esperamos hasta que nos dejaran entrar. En fin, 9:45 y por fin estábamos sentados en los lugares que elegí. Un par de sillas incomodas y tan juntas que casi ni nos podíamos mover. A los 10 minutos anunciaron la primera llamada, pasaron los minutos y siguieron pasando y sin casi darnos cuenta apagaron el audio del auditorio. La gente empezó a inquietarse y entre chiflidos y aplausos los espectadores pedían que salieran los actores. De pronto me di cuenta que ya había pasado una hora desde que entramos, cuando le dije al papá de mi hijo, “esto está muy raro no han dado la segunda y tercera llamada, cuida los boletos por si ocurre algo”. A los 10 minutos un señor que estaba atrás de mi, se levantó y dijo a que Sebastián Rulli twitteó (que raro se conjuga este nuevo verbo) había cancelado la función por incumplimiento de pago por parte del empresario que los contrató.
Inmediatamente la gente se levantó y corrió hacia la entrada, la cual estaba cerrada con llave. Obligaron que la abrieran y en la salida detuvieron al supuesto empresario. Lo regresaron al escenario, por supuesto exigiéndole que nos regresara el dinero. Poco a poco fui sintiendo el coraje y la indignación del fraude que cometieron a unas 200 personas. Enseguida comenzaron los rumores, de que cerraron el lugar porque los actores salieron corriendo ya que les dijeron que en Morelos linchamos gente (ja, ja, ya hubiéramos acabado con alguno que otro indeseable).
En fin transcurrieron los minutos y aparece el asistente del productor tratando de lavarse las manos para no salir raspado. La gente lo repudió indignada que por qué no salieron los actores a pedir, al menos, una disculpa. Pedimos que llegara la policía. Y mientras ésta llegaba un pequeño grupo de audiencia corrió al escenario y se apropiaron de la escenografía, y un señor del público, para desquitar su coraje rompió parte del escenario.
Estuvimos hasta las 11:15 de la noche, cuando llegó la policía para llevarse arrestados al empresario y al asistente del productor. Pero aun así todos los que estábamos presentes vimos incrédulos de que las autoridades hagan algo por nosotros. Mientras iba caminando hacia mi coche, me salió lo justiciera y lo más que hice es escribir la palabra FRAUDE en los carteles que anunciaban la obra. En eso el papá de mi hijo corre hacia mi cuando iba en el último cartel, cuando me dice vámonos nos acaban de robar, abrieron la cajuela del coche….
ESTA OBRA DE TEATRO AMENAZA CON PRESENTARSE EN LA CIUDAD DE CUAUTLA EL PRÓXIMO 30 DE NOVIEMBRE. SÍ CONOCEN A ALGUIEN QUE PRETENDA IR A VERLA COMUNÍQUENLE POR FAVOR LO OCURRIDO EN CUERNAVACA, PARA QUE TENGAN CUIDADO.